
Matías, El Escarabajo, sí, así lo llamaban, maestro de profesión e investigador privado en su tiempo libre; su virtud no era el orden que digamos, siempre estaba su mesa llena de papeles, que si fotocopia del próximo claustro, otra convocatoria de hace dos meses, que si información para los padres, fichas corregidas, por corregir, en fin, sus cosas...
Muy querido entre sus compañeros, menos por ella, "la que todo lo sabe", así la llamaba él, Violeta su nombre de pila, compañera de batalla y nivel durante muchos cursos.
A él lo llamaban El Escarabajo, porque aunque muy querido, también muy pelota, sobre todo con la directora, Paula; Matías era capaz de hacerte la envolvente antes de que te movieras, tenía ese don, ese arte.
Aquella tarde de Enero, mientras programaba sentado en su cómoda silla, le pareció escuchar voces en la clase de al lado, la clase de "la que todo lo sabe", no prestó atención hasta que las voces fueron más sonoras, se levantó, miró por la ventana de la puerta que separa y comunica a las dos clases y vio a Violeta hablando por teléfono y gesticulando de una manera muy exagerada. Cruzar esa puerta era entrar en territorio inhóspito, no siempre, pero desde aquel fatídico día que ellos saben, sí lo era, por ello descartó cruzar la frontera.
Siguió trabajando, pero se le quedó en la mente dándole vueltas como un tiovivo de feria una frase: ¿POR QUÉ HAS VUELTO?...(continuará)
Por Pedro(www.unmaestrocualquiera.blogspot.com)