lunes, 18 de julio de 2011

Si lo dice Wallander...



Como es época de lectura(¿cuando no es época de lectura?)quisiera hablaros de un personaje entrañable, el inspector Kurt Wallander, creado por el genial Henning Mankell, autor sueco de éxito mundial. Conocí a este autor por mi hermano, que ya lo leía, me dejó uno de sus libros y me "enganché" a la serie policiaca del inspector Wallander. Si os gusta la novela policiaca creo que es muy completa la serie, al igual que también se grabó para televisión, pero me quedo con los libros.

En el octavo libro de la serie, titulado Cortafuegos, Wallander hace la siguiente reflexión: "En su apartamento de la calle de Mariagatan se había sumido a altas horas de la noche, en penosas reflexiones acerca de la vulnerabilidad; la que caracterizaba a la sociedad y la suya propia, que aparecían enlazadas e interdependientes. Y así, llegó a una doble interpretación de sus reacciones.

Por un lado, veía crecer a su alrededor una sociedad que le resultaba ajena. En su trabajo, se enfrentaba de forma constante a manifestaciones de fuerzas descarnadas que, inmisericordes, zarandeaban a los seres humanos arrojándolos a la marginalidad más periférica. Veía a gente joven que, antes de terminar sus estudios primarios, ya había perdido la fe en su propio valor(...)En la sociedad sueca los antiguos abismos se ensanchaban y otros nuevos veían la luz; y los cercados invisibles segregaban a los grupos, cada vez más reducidos, de los que vivían bien.(...)

Por otro lado, allí estaba también su propia vulnerabilidad, la soledad, la timidez, la falta de autoestima, la certeza de que Martinson lo superaría y le arrebataría el puesto. La sensación de inseguridad ante las innovaciones que no cesaban de modificar su trabajo y que ponían a prueba su capacidad de adaptación y renovación.

Durante aquellas noches en la calle de Mariagatan, solía pensar que no aguantaba más. Pero sabía que debía hacerlo, al menos durante otros diez años. No le quedaba ninguna otra opción real. Era un investigador, un trabajador de campo. La idea de dedicarse a dar conferencias en las escuelas sobre los riesgos de las drogas o enseñando las reglas de tráfico a los niños de las guarderías le resultaba impensable.

Aquel mundo jamás sería el suyo.(...)"