domingo, 22 de septiembre de 2013

La alumna de Los Cárpatos.



Se me viene a la mente un chiste que decía: - Manolo, el niño tiene los ojos muy rojos. Y el marido le contesta: - tranquila, eso es que va a "romper" a leer.

Si miro los ojos de G. difícilmente vayan a "romper" a leer, porque no los tiene rojos, claro está. G. los tiene marrones y muy vivos; llegó a España hace pocos días y sólo habla su mirada, de momento.

Explico al resto de la clase la tarea que tenemos programada y me pongo con G. para empezar con su trabajo más individualizado, empezamos con las vocales y utilizaré el método silábico para el inicio de la lecto-escritura.
Le reparto pequeñas tarjetas con imágenes de palabras que contienen esa vocal, le barajo las tarjetas para desordenárselas y ella sigue atentamente con sus ojos el movimiento. Le vuelvo a dar las tarjetas y ella las va colocando sobre la vocal correspondiente.

G. es muy observadora, la segunda tanda de tarjetas se las doy sin barajar a conciencia, ella al momento las mezcla repitiendo mi gesto, como si tuviera una baraja de naipes, como queriendo demostrar que ella es capaz de volver a colocar las imágenes en su vocal correspondiente, como queriéndome decir ¡¡ehhh maestro, se te olvidó barajarlas y así es muy fácil!!
Avanza rápido y pronto empezaremos a centrarnos en ir ampliando vocabulario de diferentes ámbitos como el escolar, familiar, expresiones de saludo,aprender la hora.... ya que no tardará mucho en leer.

Hemos bajado ya a Educación Física un par de veces y rápidamente coge el hilo del juego, nada más ver la primera demostración.

 La diversidad del alumnado en los centros escolares es una realidad abierta a grandes posibilidades de enriquecimiento del currículo, pero plantea también algunas dificultades. No podemos ignorar ambos extremos. 

La presencia del otro puede ser vista como una complicación del proceso de enseñanza y aprendizaje, pero también puede entenderse como una oportunidad para conocer más, para aprender a superarse, para 
crecer en capacidad de acogida, solidaridad, respeto y diálogo. 

La educación intercultural se ofrece como una oportunidad para reflexionar sobre lo que todos los seres humanos tenemos en común, nuestra naturaleza constitutiva y dignidad personal, y para brindar un fundamento sólido a los desafíos educativos que presenta el actual panorama de globalización y de encuentro entre las culturas. 







miércoles, 4 de septiembre de 2013

La Tormenta del Caribe.



Una tormenta se caracteriza por una fuerza fuera de lo común, llegando a puntos de intensidad capaz de arrasar todo lo que se cruce a su paso. Esa era Ana Fidelia Quirot en la pista, una tormenta, la Tormenta del Caribe.

Aunque muchos la conozcáis me gustaría acercaros a una mujer excepcional en muchos aspectos, no sólo a nivel deportivo, sino también un ejemplo de valor, lucha y perseveracia.

Durante todo el curso me gusta hacer partícipe a mi alumnado de deportistas con historias especiales, historias de superación, historias que sacuden las fibras del alma, para entroncarlas en nuestra educación en valores, para trabajar también en el Día de la Mujer, y para que vean que son personas reales que practicaron deporte en situaciones mucho más adversas a las que tenemos hoy.

Ana Fidelia Quirot, atleta cubana especialista en 800m. de finales de los 80 y década de los 90. Era la gran favorita en los Juegos Olímpicos de 1988 pero la no participación de Cuba en solidaridad con Corea del Norte le impidió convertirse en campeona olímpica. Consiguió diferentes medallas de oro en campeonatos Panamericanos y del Caribe, siendo medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

En 1993 sufrió un accidente doméstico con quemaduras en el 40% de su cuerpo y la pérdida del bebé de 7 meses que esperaba a raíz del fatídico accidente. También circulaba por toda Cuba otra versión no oficial del accidente, pero me gustaría centrarme en cómo la Tormenta del Caribe luchó y venció siempre cuando el destino la puso en la encrucijada de pelear con la propia muerte. la opinión de muchas personas era que la atleta no volvería a competir en la élite, que sería el fin de su carrera.
En su recuperación fue sometida a 21 operaciones quirúrgicas en brazos, cuello y axilas para conseguir la elasticidad necesaria en sus extremidades.

Todo el pueblo cubano siguió paso a paso su convalencia, con un cariño transmitido día a día hacia el corazón de la habitación del hospital de Ana.

Después de dos años de tenacidad, perseverancia y lucha regresó a las competiciones internacionales consiguiendo la proeza de ganar la medalla de oro en el Campeonato del mundo de Atletismo de 1995 en Goteborg, Suecia. En los Juegos Olímpicos de Atlanta volvió a conseguir otra medalla, esta vez de plata y en el siguiente Campeonato del Mundo d 1997 en Atenas siguió alargando su leyenda, consiguiendo de nuevo la medalla de oro.

En Marzo de 2013 cumplió 50 años y también se publicó el libro Ana Fidelia Quirot, en el carril de la vida, de Ana Sagarte.

Considero que es importante acercar a nuestro alumnado a deportistas excepcionales, pero no sólo por sus habilidades, sino también por su pundonor, lucha, perseverancia, constancia, que con el esfuerzo todo se consigue, que no debemos tirar la toalla a las primeras de cambio.

Atletas y deportistas que ARAÑAN EL ALMA.