domingo, 22 de julio de 2018

Sardinas de amor.


     En una de sus canciones más alentadoras, Jorge Drexler decía: Tu beso se hizo calor, luego el calor movimiento luego gota de sudor que se hizo vapor luego viento que en un rincón de La Rioja movió el aspa de un molino mientras se pisaba el vino que bebió tu boca roja(...)
Se me vino a la mente esta canción al ver como los pensamientos encadenados nos van llevando de un sitio a otro con extraordinarias coincidencias que nos suceden casi sin querer...Y todo empezó una mañana de viernes cuando pensé en una palabra sin la cual no podríamos entender los veranos calurosos, de costra de sal y mano alzada pronunciado a voz viva: una de sardinas, por favor!!

Y ahora como si yo fuera Jorge, evocaré todos los pensamientos encadenados que me llevaron aquí: tu gusto marinero nos llevó, luego brasas deleitó a comer sardinas de amor, amor a los libros que rememoró ese título que se leyó en un rincón de mi aula donde en las tertulias literarias me inicié al verte compañero traer esa emoción por leer.

     Todos los inicios de verano, suelo ir con mi madre a comer sardinas a la brasa y al hacerle una foto para tenerla de recuerdo me acordé del título de uno de los libros de la colección que compramos para las tertulias literarias de primer curso, Sardinas de amor; cada martes los alumn@s se repartían los diferentes títulos y al martes siguiente nos íbamos a la biblioteca y hacíamos una puesta en común de cada libro, primero de manera oral y ya cuando los pequeños lectores se empezaron a soltar con la escritura también rellenaban una ficha con la parte del libro que más les había gustado.
Este trabajo de las tertulias literarias lo conocí el curso pasado por mi compañero César, que lo hacía justo antes en el cambio de clase cuando yo iba a recogerlos a la biblioteca para llevármelos a Educación Física, y me llamaba mucho la atención el clima del gusto por leer que se respiraba y cómo César los conducía para que ell@s se expresasen con total libertad; y fijaros que unos meses después, al saber que yo sería tutor de un primero, lo llamé para que me diera norte y me explicara como llevar a cabo esas magníficas tertulias literarias.

El libro de Sardinas de amor les encantaba y cada Martes al que le tocaba, solía hablar sobre todo del pulpo que se tragó a Lola cuando fue a buscar sardinas, pero no se me olvida lo que más le gustó a C. cuando leyó el libro, dijo:...me ha gustado cuando Lolo y Lola decidieron quedarse en el interior del pulpo, estaban juntos y tenían sardinas...yo me imagino dentro de un parque de bolas con mis amigas y no querría irme!! 


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